Sueño y Vuelo, aunque me caiga luego...

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Corramos... Hay que salvar el planeta.

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La Tierra

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viernes, 14 de noviembre de 2008

Observación

No sé cuando me di cuenta de que las palabras pueden ser un instrumento muy eficaz, dominarlas no es una simple destreza con ingenio, es un poder, el de convencer, motivar, emocionar, indignar, el poder de llegar a los demás.
Mi abuelo me enseñó a dominar algo, solo algo las palabras, a comprobar que hay cientos de argumentos posibles para llegar a una misma razón, que no todo es blanco ni tampoco negro, a ir con los ojos bien abiertos por la vida, aunque eso, no siempre te sirva, me enseñó el milagro de la observación.
A veces los rostros de los demás pueden convertirse en máscaras, en disfraces que esconden algo, sea bueno o sea malo, aptitudes ante la vida, reacciones propiciadas por un hecho concreto.
A mi de pequeña me gustaba observar a los demás, les escribía un relato y a cada uno de ellos le sacaba su personaje, les sacaba los secretos a los otros, aunque el secreto no fuera tal, pero yo lo olía en el aire, para mi era un ejercicio de inteligencia, una prueba de viveza y observación.
Reconozco que eso me llevaba varios días de silenciosa observación.
A veces me encontraba casos fáciles porque eran personas transparentes que llevaban en su rostro el estado de ánimo, esa clase de personas que lo llevan todo escrito en los ojos…
En cambio otras me confundían la mente, parecían ser sombra o polvo o algo fuera de sus mentes, tan difusas e inconclusas… eran estos los relatos que más me gustaban, los difíciles y complicados, los que de tan herméticos me costaba colocarlos en un personaje normal, pero a pesar del muro que levantaban al mirarles a los ojos, siempre les encontraba el que yo pensaba que les encajaba. Confieso que ellos, mis vecinos, mis amigos, mi familia y hasta algún que otro desconocido, a veces, guiñándome un ojo, me miraban de reojo, me señalaban así su alerta.
Pero ya me conocen- ellos están de vueltas ¡y lo aceptan-
Muchas gracias a los otros… y a mi abuelo.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Ser sin ti.

Eres la huella que no puedo borrar
como un eterno tatuaje en mi piel,
ya no te busco
y así no te puedo encontrar,
y tú por más que lo intentes
no me puedes tener.
La misma vida
la misma rutina
la misma soledad
de ser sin ti,
y el mismo loco afán
de ser contigo,
qué secreto tan amargo
tu amor, mi amor...
que horizonte tan lejano, qué locura,
alguna vez despertaré
sembrándote de ternura.

Dormida





Me voy deshabitando

y no porque me muero

que sólo duermo.

La noche toda

se me encerró en los ojos

y me guardé la luna

en el temblor del pecho

para seguir durmiendo.

No cabe el universo

en mis sueños,

pero si cabe en la noche

el decir de un verso.

Me fui deshabitando

para llevarte dentro,

me comiste la vida

despacio y en silencio,

y todavía me busco

y todavía te encuentro,

sirva mi latido

de música al silencio,

te perdiste en mi noche

y ya no me despierto.