Te marchaste anoche Maite, nos dejaste el desconsuelo, ese desolador compañero que nos deja el perfil ensimismado y derrotado.
Ojala atravieses la oscuridad y se llenen tus ojos de ese amor por la luz que siempre te caracterizó, esa alegría de tu carácter que llenaba los corazones de quienes te queríamos, qué tristeza amiga, que escozor en el alma y en los ojos, hasta colmarnos de tinieblas.
Te has marchado sin darte cuenta quizá, desde tu sueño profundo del que no pudiste despertar, ahora estoy segura-paradójicamente- de que ya has despertado, con pies ligeros saliendo de la nada, y quien sabe, puede que ya, hayas llegado a ese todo, donde te vas a quedar…
Espero que ese lugar donde dicen que van las almas buenas, no sea quimera, y te encontremos allí, un día de estos, de esos días que algo o alguien elije por nosotros, sin ninguna opción, como anoche eligieron el tuyo con solo 33 años.
No puedo explicarte como y lo que siento, no encuentro el modo de explicar el ahogo, el abatimiento, la pena sorda que me asola por tu falta, aunque pienso que te quedas en mi corazón… eso no me basta.
He pedido mucho, no sé a quién ni porqué, porque últimamente, hay tanta crisis de valores, tantas decepciones, que ya no sé si alguien me oye, creo que fue a tu oído donde he implorado para que despertaras, y te arrancaras a la vida, y tú, que nunca tuviste cálculo ni medida a la alegría y a la aventura, tú con tu gracia siempre renovada, no te diste cuenta de que yo te hablaba, incluso te gritaba, puede que no escucharas o que realmente después de tanto sueño, vieras en ellos algo, que más que estar aquí, te alejara… nunca sabré nada, y será una vez más, otra sin respuesta a tantas preguntas… a tantos porqués que nunca llegamos a saber.
Quizá aunque yo te llore, seas tú quien más me llores por dejarme en este lugar, que aunque un día me pusieron, no quiere decir que sea mejor ni que sea bueno… tú te has ido y llena de luz y de transparencia, me dejas esa otra luz malherida de los que se quedan…
Yo me quedo aquí con el filo, la fractura, la lucha con la piedra, la materia… ojala y tú, pudieras decir a qué lugar te llevan… ojala fuese cierto- ya que hacemos el trueque y entregamos el alma en la tarea- que nada impide al viajero colarse a otro hueco, que lo lleva a la otra parte, y tú Maite, compañera de trabajo y amiga querida, has iniciado el viaje, ojala y ese sea el que tú siempre soñaste… yo nunca voy a olvidarte y allí donde tú estés, no dejes de mirarme…