Sueño y Vuelo, aunque me caiga luego...

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Corramos... Hay que salvar el planeta.

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La Tierra

La Tierra
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domingo, 2 de agosto de 2009

Jadír.


Ayer vi a Jadír, bueno mejor dicho, él me vio a mi, pues cuando quiere verme sabe encontrarme, conoce cada uno de los sitios por donde me muevo.

Él dice cuando me extraño por eso, que para él es algo normal, que hay situaciones que se producen sin que podamos evitarlas, lo contrario sería como querer parar la lluvia o como convertir los acantilados del mar en un jardín con solo una mirada…

Jadír es un maestro en pasar desapercibido, cuando le ves-por fin-, puede llevar horas mirándote, anoche en el concierto, alargué la mirada y estaba allí, no pude evitar la percepción de mi pequeñez bajo su profunda mirada, levanté la mano en gesto de saludo y caminó en medio del bullicio para aparecer a mi lado, me resulta grata su compañía y siempre hay ternura en sus ojos cuando me contempla con esa sonrisa leve en los labios diciéndome protector “que está ahí”.

Jadír irradia una paz desmesurada, que creo que ha sido adquirida desde su interior apaciguando guerras, una encaja con la otra, no hay paz si antes no hubo alguna guerra.

Pero creo que Jadír tiene aún su historia incompleta, en sus silencios arrastra algunas sombras, una parte de él está siempre en alerta.

A veces su mirada dice que es capaz de construir una presencia, de tan intensa, con muchos vientos y muchos mares en sus adentros…

Luego cierra los ojos y su ternura tiene un aire ausente de materia que se escapa…

-Hola Princesa. ¿Te gustaría charlar un rato?

-Claro que sí Fakir. ¡Cómo no!

-Lo has dicho tan susurrante que apenas te oí entre tanta gente, creo que más bien lo intuí…

-Recuerda Princesa que los deseos dichos en voz alta, no se suelen cumplir, se los lleva el viento-dijo-

Él es así, siempre suelta algo para que mis escritos sobre él, terminen así- este Jadír-

sábado, 1 de agosto de 2009

Siempre pierdo


Yo no sé la verdad del mundo-qué más quisiera-

en todas las respuestas me encuentro

lejana y maniatada…

siento el peso sobre mi,

como si fueran las aspas

de un molino que al cielo se alzan,

en solitaria calma y aparente desvarío.


A veces soy un mar en calma

otras un acaudalado río

y muchas otras un viento airado

en desafío…

que blandea mi talle

e incendia los estíos…


Unas veces soy blanda y aquietada

y cuando el mundo me golpea violento,

siempre me encuentra en plena lucha

cuerpo a cuerpo,

y siempre pierdo.


Será porque rebelde,

mundo, yo te niego,

y te me pierdes en las sienes-no te comprendo-

dame una tregua…

¿no se puede?

No lo permitas...






Amor mío

El viento que baja desde los montes

Agitando flores y ramas

Me trae un rumor extraño de hojas,

Ladrar de perros, voces lejanas.


Respiro hondo…


Pasan rostros, miradas, voces y

Manos que me saludan…

Desde el principio hasta el fin,

En todo busco algo tuyo

Pero nada se parece a ti.


Porque tú fuiste un árbol

Grande y hermoso

Cuyas raíces…

Sembraste en mi cuerpo

Y en mi corazón

Enredando en él mí alegre

Juventud de pájaro cantor.


Como me duelen mis días

Y mis noches tan solas y frías

Me duelen tus manos

Llenas de mi cuerpo

Pero me duelen con alegría.


Porque tú me amaste

En el lecho de jara y romero

De amapolas de sangre

Y de margaritas blancas y

Amarillitas.


Cuántos atardeceres rosados

Cuándo el sol agonizaba

Detrás de los montes

Tú y yo…abrazados…

Sumergidos en un mundo raro

Veíamos el ir y venir

De las mariposas de nácar

Y las libélulas de alas de oro.


Saltaban los peces de plata

En el agua cristalina

Y todo el lago…

Se llenaba de mis risas.


No permitas que llore…

Sola e indefensa en mis faldas

Que temo que la dura noche

Siga siendo tan larga.