Sueño y Vuelo, aunque me caiga luego...

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Corramos... Hay que salvar el planeta.

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La Tierra

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jueves, 13 de agosto de 2009

Historias Urbanas.



Daniel, se ha levantado sin ganas esta mañana, la saliva le sabe amarga en la laguna de pena de su boca, se ha incorporado y a oscuras, se ha sentado al borde de la cama, una leve luz se asoma por las rendijas de la persiana, lo primero que ve es su imagen en el espejo que lo mira de frente desde donde está sentado, del lado donde siempre duerme, a la izquierda de la cama… el espejo le devuelve la mirada… sublevada…


Mírame y busca ese trozo de ti, en ese rincón donde me escondiste un día, allí me dejaste estar mientras crecía tu vida… dentro, ese trozo de ti, esperando… aunque no lo creas, todavía hay espera…


Mírate ahora, como se te helaron los besos dejando una sed de escarcha, y las caricias guardadas, que un día fueran locura en tu piel, se han quedado quietas, calladas…


Daniel, asoma su lástima en un rictus de labios resecos mientras pronuncia su nombre…


Luego, los aprieta, y lo borra, lo rompe, lo destierra, mientras sonríe en el rinconcito protegido donde guarda su otro yo… que ya no deja libre por temor al desamor…


Y pronuncia de nuevo su nombre… Leonor… en un soplo de amor…


No la nombres, solo fuiste un ocupa de su soledad de un tiempo, borra en tus adentros cada huella del intento, nunca te ha amado…


Mírate a ti, libre, siendo tu libertad una venda que no te quieres quitar, atado a ella miras la vida “pa dentro” y ese nombre, tu mala suerte…


Cierra los ojos y en esa oscuridad, nunca lo encuentres…


Daniel se dispone un día más a cruzar el umbral del mundo, fuera le esperan treinta adolescentes que le recuerdan que su vida es matemática, ojala pudiera resolver sus incógnitas tal como resuelve los problemas de álgebra, pero la vida no es una fórmula…


Al cruzar el jardín, ha mirado las Margaritas, nunca las mira, fueron sembradas en el silencio de la espera, por lo que piensa, ¿Qué respuesta van a dar?


Sería una crueldad desnudarla de hojas… me quiere, no me quiere… Daniel sabe que nada es para siempre…


Una mueca conformista que él hace sonrisa, asoma de sus labios copados de ternura, pensando en las sorpresas que guarda la vida, que nunca son sorpresas, seguras de que siempre han de venir, aunque sea muy difícil prevenir…


El caso es que no entiende porqué su desconsuelo, él había apurado su juventud de pájaro cantor en muchos amores, ahogando pasiones, siempre le gustaron las faldas ligeras y luego, cuando se enamoró de verdad, le pagaron igual y no aceptó el envoltorio adecuado para el fracaso, demasiado tiempo sordo al corazón, oyendo a su cuerpo… según su opinión.


Cuando el pájaro cantor abandonó el aire, ya no encuentra el color y el calor, como si fuera tan fácil encontrar el color y el calor del declive…


No supo alimentarse de sueños y amaneceres, cuando brillaron entre sus manos, es la torpeza del ser humano cuando se le cruzan los años, entre la frente y el estómago, sin aceptarlo…


Ahora se medica con terapias “anti- amor” que lo separan de la cordura…


Daniel, por fin se enamoró y esta vez, fue él quien no recibió amor y no encuentra el olvido, se ha metido en sí mismo y ya no busca al mundo, la huida ha sido el asilo más fácil donde dejar los miedos que nunca ha conocido… y que estorban.

De Papel


Sentados uno frente al otro,

ese es todo el diálogo,

no hay asunto más importante

que mirarnos a los ojos…


Tus ojos,

mis ojos,

ocupándolo todo

desordenándolo,

dibujando la vida a pinceladas largas,

con la mirada…


Mientras,

las ilusiones

como góndolas de papel,

navegan hacia un viaje

que no lleva a ninguna parte…


Tus ojos que me imploran

“no me borres la noche,

no me dejes ahora,

déjame ser tu sombra

tus alas,

tu sed y tu agua”.


Y yo, derramando mi vida

en estas palabras…

miércoles, 12 de agosto de 2009

Guarda Mi Corazón.



Levanta del suelo este corazón mío,

Cógelo en la palma de tu mano

Bajo tus ojos…

Álzalo a la luz…y

Guárdalo en el relicario de la noche

Junto a tus astros…


Y cuándo llegue el día

Encuéntralo entre tus cosas para adorarlo.


Que te acompañe en las horas

Caprichosas de la primavera

Y levante olas en el sereno mar

De tus entrañas… allí,

Donde se mecen las flores

Del loto rojo de la mañana.


Y no lo dejes adormilado.

Acompáñalo entre las susurrantes hojas de mayo…


Ni cuándo en enero se amontonen

Las nubes en el cielo

Y el viento fuerte arrastre en remolino

Las hojas secas del camino,

que ya has andado… No te olvides…

de levantarlo,


Déjame que en medio de este día

En que baten los vientos sus alas

Encuentre yo mi paz en tu presencia.


Encontraste mi corazón entre tus cosas

y lo has guardado entre tus tesoros,

Haciendo más intenso el sentido y la razón…

De tu contacto con mi corazón.


Tu alma ha sentido mi amor.