Quiero que llegue el invierno, volver a besar las gotas del cielo que antes fueran suspiros de mar, quiero mirar por la ventana, verte pasar con tu bufanda rozando tus labios y abandonada a la espalda, quiero ver como subes el paraguas y lo mueves en la mano diciéndome adiós, como haces cada mañana, sin apenas conocernos desde que por primera vez te viniste a vivir a la ventana de enfrente.
Desde entonces tu persiana está subida siempre y la mía al revés, antes de mudarte era mi persiana la que parecía que no estaba, ahora parece que soy yo la que no está...
Si no la miraras tanto…
Quizá pareciera que yo soy la que viviera frente de tu cuarto…
pero por aquello de mi intimidad… y de tu curiosidad...
A veces sé que crees que me he ido, es que soy una mujer ligera, silenciosa, no llevo peso de “na”…
En cambio tú eres un oso tierno que va arrastrándose por su cueva...
Explotas las bolsas de palomitas, me despiertas con tu música, o te lanzas a cantar sea cual sea la hora, mientras te duchas... y eso cuando no te pones a maldecir en malsonantes vocablos, cuando vienes “cabreao” o un pelín borracho, “ahí es na”, un día te pienso grabar… es que chiquillo, vaya regalo... a veces eres de hospital o de policia "armá"... jaja
Y no te digo ya, de las veces que te asomas a la dichosa ventana, un día te voy a enmarcar …
Y si te duermes incluso te oigo respirar, a veces no me dejas soñar, pero mientras llega el sueño, me pongo a volar, y no sé si es con la intención de dormirme pronto y ya… que tu respiración es la música que me acuna...
Y poco a poco entro en el país de los sueños.
Te llevaría conmigo, pero no estoy segura si sabes volar… otro día será… y te dejo a las puertas de mi cabezero… con un letrero de “ se prohíbe pasar”. No sé si contarte más…para no bajar los ojos cuando tu mirada se me pose al verme pasar… jaja.