Sueño y Vuelo, aunque me caiga luego...

Sueño y Vuelo, aunque me caiga luego...

Corramos... Hay que salvar el planeta.

Corramos... Hay que salvar el planeta.

La Tierra

La Tierra
.

jueves, 14 de enero de 2010

Historias Contadas_ Motivos.

Helena era una indigente que desde que yo era una niña, deambulaba por las calles de la ciudad, herida, sucia y malvestida, en extremo delgada y con el oro de la miel, calentada por el sol en la mirada, con chispitas de sin razón y espinas clavadas en la tristeza...
Parecía que te miraba, pero la quietud de sus ojos detenidos, (dónde solo sabe Dios) te traspasaba el cuerpo como una nube de humo, o una brisa escapada haciendose hueco en la nada...
Hacía tiempo que Helena volaba sobre el caballo negro de la droga, que para ella era corcel blanco, con el pelo al aire como brida desbocada.
Murió el año pasado, en la carretera de la cuesta, se la llevó un coche o quizá, se tiró a sus ruedas.
De repente de un día a otro dejé de verla, y cuando supe, me recorrió esa pena honda llamada inmensa...
Yo tengo eterna una costumbre, observo a la gente y según lo que me inspire les hago su historia, nunca fueron todas ciertas, nunca al menos como esta. Me contaron la suya y aunque no sabía el fondo sabía que aquella mujer de pupilas amarillas, que parecía estar muerta, tuvo que tener para todo aquello su motivo( yo no la juzgo) y no sabemos la reacción de todos nosotros ante ellos en esta vida
Helena era hija única de un matrimonio que se casaron mayores y que a su vez ambos fueron hijos únicos, tenían grandes casas y grandes fortunas, ninguna familia, pero muchos amigos de su dinero... Helena era feliz y muy querida y mimada por sus padres, cuando tenía 17 años, ellos murieron en un accidente de coche, en el acto, visto y no visto en un solo segundo Helena se quedó sola en el mundo, nadie sabe después de unos años de repente porqué estaba durmiendo en la calle.
Helena se hizo eterna desgraciada, se despojó de sus sueños y olvidó el significado de la esperanza, al cabo de un tiempo, llenó de llantos sus bolsillos y en la droga encontró el olvido, solo ella no le recordaba las despedidas... "no me acostumbro" dice bajito cuando está sobria.
Se abrazó a la vida sin parecerse a la vida, , " no me acostumbro al sabor amargo de lo perdido" y se hundió sin fuerzas al mundo sin sonrisas, al silencio sin latido...
Perdió la perpectiva del cariño en su corazón aún niño y también el miedo... Todo a destiempo.
Y aquél día, en la cuesta...
Se apiadó de ella el cielo, como ella suplicaba a los cuatro vientos...
A veces sobran motivos... y yo deseo que a Helena ahora al menos, le sean devueltos los sentidos, siempre pienso que todo lleva su motivo...

martes, 12 de enero de 2010

Vestida de mármol.


En la iglesia resonaba el eco, las ventanas desnudas dejaban pasar la luz, veladas por la fría bruma matinal.

Amadis había asistido a las bodas de sus hermanas y comparada con ellas, tan elegantes e íntimas y tan llenas de alegría, esta, sólo le gustaba por su sencillez, pero no por la frialdad que desprendía, parecía una boda furtiva en una iglesia en la que jamás había entrado ocupando un banco en un apartado del fondo.

La novia tenía una apariencia inhumana y pulida, de una esfinge de mármol...

Se acercó al novio cubierta de pálida seda y con la cola susurrando tras ella, ni siquiera lo miró, él tomó aire y ladeó el rostro para mirarla... de repente se sintió perdido en medio de todo aquello sin encontrar su sitio.

El aire se volvió blanquecino con su aliento, trató de controlarlo, de tragarlo, concentrarlo, y se sintió ahogado...

El sacerdote los miró y pronunció sus nombres...

No se oyó el "si quiero"

Mientras Amadis, espéctante pensaba que ya en estos tiempos, la gente no se casaba sin quererlo...


Pobre Diana. Hay historias de amor que merecen ser contadas, otras no tanto.

viernes, 8 de enero de 2010

Santuario privado



Yo escribo desde mí misma.
Desde mi interior, que como cualquier otro lugar tiene su nombre, mi lugar se llama Santuario y no es el mejor ni el peor, es distinto y único porque es mío y como mío, y no de otro, es solo y autónomo...
Soy un lugar lleno de sensaciones naturales, o sea de naturaleza, siento, vivo, y soy consciente de ello.
ME INCLINO HACIA EL MAR, SOY COLOMBINA, Y estoy rodeada de agua y de sal y llevo el sol en la mirada, el de los 40 grados que a veces la ciega, la pasión de la luz con la que veo todos mis adentros y lo expreso, al menos lo intento de día y también de noche, esas noches estrelladas de playa  mojadas de olas plateadas. Vivo amparada en mi luz y a veces me separo en las sombras.
Y siempre cargada de sueños que aireo en mi ventana como pañuelos al viento aún en silencio.
Me siento afortunada, aunque el amargor lo guardo para mi soledad, suelo vivir endulzada,
procuro acompañarme mucho de mi fuerza, no aparto el dedo del renglón cuando de verdad quiero trazarlo, me crié en una familia muy peculiar, cada uno me dejó algo de herencia, positiva y negativa, a la que yo discierno, cada vez que lo requiero.
Tengo más fe en el evangelio apócrifo que el que siempre me enseñaron, aunque uso lo bueno que puede aportarme cada uno.
Ya no creo en los reyes magos aunque no me gusta romper la ilusión de los que creen durante toda su vida en algo que no está demostrado, uso el respeto para los que así lo eligieron.
Ya no creo en los príncipes azules, pero si en el amor, eso por descontando.


Nunca se calcó el color del alba,

jamás sonó el mar igual a distintos oídos,

ni la luna lució la misma palidez en su rostro

ni el transcurrir de las estaciones,

dibujó paisajes repetidos.


Yo los pinto de nuevo,
abrazo el horizonte con las manos extendidas,
dispuesta a recolectar,
todo lo inédito que me regala la vida …


A pesar (como dice Jorge DeBravo),
de todas las cosas que pasan
todavía queda algo, un sarro bueno
en el vaso frutal de la esperanza.