Sueño y Vuelo, aunque me caiga luego...

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Corramos... Hay que salvar el planeta.

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La Tierra

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sábado, 9 de octubre de 2010

Y Jadír...



Hace unos días llegó Jadír de su país.
Volvió mi buen amigo a la recta final de sus estudios, llega cargado de sueños , y de memoria…
Y como es habitual en él, de silencio habitado por mil sonidos.
De nuevo tendremos quienes le queremos y conocemos , el disfrute de su fuerza interior y su ímpetu creador lleno de innata alegría a pesar de su tristeza.
Mi amigo me cuenta que al salir de su casa, sintió el viento caliente de la India en sus venas, y volvió la cabeza antes de doblar la esquina , y después de los besos y abrazos, alzó la mano y silbó bajito una canción para amurallar las lágrimas, a pesar del nudo en la garganta, el cepo en su corazón y la nube gris como una amenaza de lluvia en las cuencas verde oliva de sus pupilas….
Trae su mirada larga, detenida, sin prisa, esa que profundiza antes de enjuiciar, tan profunda e individual como la India.
Creo que no es preciso adivinar cuánto me alegra su regreso y cuánto voy a seguir aprendiendo de mi amigo, jadír es libre como un héroe de Nietzsche, que utiliza su cabeza sin prescindir del corazón, es anárquico, entusiasta, honesto e incorruptible y desde luego no Sólo vive de pan…
Con él, cualquiera en una noche oscura, ve una cálida, brillante, luminosa e infinita estrella…
Bienvenido mi querido amigo.
Cuando te miro a los ojos
Hasta el fondo entristecidos,
Quiero entrar en tus pupilas
Y cubrirlas con las mías
“sanadoras de tristeza”
Y cubrirte de alegría
Amigo mío,
Que tu nostalgia sólo traiga
Lágrimas de rocío
Y sequen al llegar el alba.

viernes, 27 de agosto de 2010

Trayecto



Recorro el mismo camino de siempre
El sol pronto se retira a su morada
Y la luna asoma ya tras mi espalda,
El día no ha estado del todo mal
Y tengo apetito,
El estómago me avisa como una alarma
Y los 43 grados de este día de agosto
Se alejan dejando fluir mis venas,
El sopor es menos denso
Y va saliendo de mi cuerpo
Como si hubiera recibido una brisa fresca…
La flema ya no hace ondular las aceras,
Paso por los módulos negros de mi oficina
¡Qué cínica felicidad me inspira su presencia!
Miro al cielo, ya casi a punto de ser negro
Que no el azul reventón de la acuarela,
A lo lejos titila ya alguna estrella.
Mientras camino directa a mi cena,
En la esquina de la calle una figura me espera,
Su mirada verde aceituna,
Desborda la noche negra …
Siento menos la alarma de mi estómago
Y en el trayecto,
Me entretengo en levantar piedra a piedra
La muralla infranqueable de mi pecho
Como un disfraz de fortaleza …

 

lunes, 23 de agosto de 2010

Retazos



A veces cuando hablo con mi madre y pienso en mi padre, no puedo evitar volver a pensar en lo mismo que siempre pensé desde que adquirí la capacidad de observar y razonar, ya desde entonces y con ellos descubrí el significado de la diversidad, ayudada por ese poder de observación que mi abuelo me enseñó observando como duermen los pájaros en el Andévalo, para lo que se necesita mucha paciencia y más tranquilidad.
Eran tan diferentes que siempre me pregunté cómo la noche y el día pudieron aguantar juntos durante cincuenta años sin exasperarse, por lo que sin duda sé que un amor a prueba de todo y sin explicación, como actúa el amor, debió unirlos para siempre, porque en cuestión de formas de pensar y de ver, eran como el agua y el aceite …
Mi madre decía que más vale un pájaro en la mano que ciento volando …
Mi padre soltaba los pájaros y aseguraba que al menos 90, volvería a recoger y que los otros diez, eran solo un pequeño riesgo que había que correr …
Mi madre confiaba y sonreía cuando sus hijas revoloteaban con las mariposas en el estómago de la ilusión del amor …
Mi padre decía que con eso había que tener cuidado, que ya habría tiempo para escribir con la tinta del desamor tan temprano …
Mi madre decía que Dios estaba en todas las cosas, que la fe en él me ayudaría y me cuidaría
Como un padre …
Mi padre en cambio decía que nunca vio a Dios en ninguna cosa, y espontáneo como era le decía a mi madre: El Dios que tú buscas, llamas e imploras, pidiéndole sin descanso por todos, nunca aparecía, ni siquiera en los momentos difíciles, cuando ella lo tachaba de escéptico, él sonriendo, como siendo consciente de su inocencia, añadía: El dios que cura, tiene una larga lista de espera, el de la justicia, es sordo o distraído, el de la paz, mira hacia otro lado y el del amor, no lo usa para proteger a sus hijos de los malos vientos y las mareas, de los males, de las guerras y el hambre, un padre nunca abandona a sus hijos, así que tu padre soy yo y siempre seré mientras que esté, quien te cuide y te ayude, tienes que ser valiente y mirar al mundo de cerca y de frente tal cual es, sin pensar que alguien divino que no se deja ver, viene a salvarte …
Mi madre decía “ No vuelvas de noche del parque, está oscuro y sentirás miedo”…
Mi padre sin embargo decía: ¿Miedo? Pero si el miedo es sólo el trasero, hay que ser valiente y el miedo no vale, tu usa el respeto, abre los ojos y mira de frente, eso de día porque de noche nunca te dejaré estar en la calle …
Mi madre callada y transparente, sencilla y confiada…
Mi padre espontáneo, audaz, protector, severo y desconfiado …
No coincidían normalmente , quizá eso nos enseñó a discernir y nos ayudaba a quedarnos con lo mejor de ambos.
Pero eso sí, ambos hicieron todo cuánto supieron y pudieron para que pudiéramos distinguir el bien del mal, y no mayormente con palabras sino con actos honestos… Es tan relativo y tan diverso el mundo y sus motivos…
Mi madre decía que por amor se podría renunciar a algunas cosas …
Mi padre en cambio pensaba que ni siquiera por amor había que renunciar sobre todo a ser uno mismo, y más aún , una mujer en un mundo de hombres- en sus tiempos claro- , que renunciar era abandonarse, por lo que había que buscar los caminos para ser o querer sin renuncias que no fueran vitales.
Me dejo muchos ejemplos en mi tintero, pero sería interminable contar lo diversos que fueron, supongo que ahora mi padre sonríe desde el cielo, eso espero …
Y aquí, a mis padres, tan distintos entre sí, les dejo un bravo con todos los honores, por ser capaces de mantenerse unidos con amor sin exasperarse el aniversario durante cincuenta años, siendo tan dispares, pero eso sí, coincidieron en el amor que se tuvieron y nos tuvieron, ¡Y qué bueno!