Dicen de mi (a veces como halago y muchas con cierto reproche), que soy demasiado emotiva, en extremo sensiblona y espontánea, que digo lo que pienso como lo siento, cuando puedo y cuando no... que me guío demasiado por el corazón.
Y qué decir, si es así... pero hay un matiz, cada uno sabe de lo sano de su propio corazón, y yo viajo mucho por la senda de mi interior, confieso que es el viaje más largo y complicado que se puede hacer.
Unas veces es bueno y otras no... a veces me hice daño y muchas ha sido mejor, me quedo con "tó", no renuncio al invierno aunque la primavera te aporte la tibieza del justo calor...
La vida es vida en la cuna de los recién nacidos y en la cama de los hospitales, no hay una vida en la alegría y una "No vida en el dolor". En ocasiones me he caído, me he herido las rodillas y me he roto el corazón, pero siempre estuve arriba...
Pido perdón si viviendo siempre a golpe de corazón hice daño en el camino y agradezco también, el bien que me hicieron a los que me lo hicieron aunque les era difícil hacérmelo y agradezco el mal que no me hicieron a los que no me lo hicieron aunque les era fácil hacérmelo...
Me quedo con todo, allí dentro, en la cima, en la cumbre del latido de mi corazón abierto.
El corazón limpio
se incendia, estalla
y se refleja en el pecho
como se refleja en la noche
el fulgor de las estrellas.
Es audaz
porque derrama su reflejo
abriendo sentimientos
de la vida en su trayecto
lo mismo en la hermosa primavera
que en el más crudo invierno.
No conoce el miedo
anda libre en los caminos inciertos
derrocha luz dispuesto a todo
y se crece de estar vivo
capturando los momentos
empleando su fuerza sin medidas...
Allí, donde él sabe que está
la cima del latido, ahí está su hallazgo
escuchándolo...
Óyelo.
.JPG)
