lunes, 23 de septiembre de 2013
El día que te salven... que no sea tarde.
Se enfriaron tus manos cálidas
que tibias un día sonaron en tu
guitarra
como si fueran pinceles desgarrando
los lienzos de la mañana…
ya no te disfrazas de duende alegre
y has perdido la sonrisa preciosa
que te adornaba,
se fugaron tus besos, tu simpatía,
tus silencios llenos de tolerancia,
el calor de cariño que en tus ojos dormitaba,
y un día cualquiera, se rompió el
alba.
¿Quién eres ahora’?
No eres la chica alegre y dulce
que se escondía entre los toboganes
de la nostalgia…
que disfrutaba con la compañía
de los que te amparaban.
Llueve en tus ojos secos, sin
lágrimas
como si de nada de tu antiguo
entorno
te acordaras o te importara.
Cómo es posible que dejes pasar el
tiempo
asesinando remedios.
Se va, se va el tiempo con cada
sístole
con cada golpe de ternura
desmelenada
como se va la vida en los recodos de
los días.
No sé reconocerte … ¿Cómo lo haré?
Intento recobrarte y no encuentro
más que humo
y precipicios sin fondo que amenazan
el aire
y los intentos, se hacen interminables
vistiéndose de esperas no aptas
para el concilio de las verdades
que enturbian el paraíso perdido de los
recuerdos.
Pareciera que la ceguera no deja que
tus lindos ojos
puedan mirar los gestos, los
espacios, los caminos que se pierden.
Y ya no reconozco el canto, ni sé,
ni me dejas,
ni puedo, desclasificar el duelo …
solo cansancio…Lo siento.
llueven tristezas en el
océano
de tanto inventar intentos, y no despiertas...
El día que te salven … que no sea
tarde.
jueves, 22 de agosto de 2013
Reír o Llorar
A veces sufrimos por lo que es inherente a la vida,
renegamos de las emociones que nos hacen en algunos momentos infelices
pero las emociones, las risas, el llanto, la pena, la frustración, la alegría,
van en el lote y sin ellas, ni el baúl de los recuerdos, ni la lectura ni las
fotos ni la música ni la convivencia, tendría sentido si no generara emociones.
Ellas nos hacen sentir vivos, nos permiten agitarnos, enamorarnos, sentir
mariposas, ilusionarnos, recuperarnos, porque todo ese lote es nuestro motor.
La felicidad es interior, no exterior; por tanto, no depende
de lo que tenemos sino de lo somos (dijo Van Dyke) y es muy verdad.
Depende de nuestra valentía de aceptar y luchar para tomar
decisiones y salir de los inconvenientes plantándole cara a la vida y
envalentonarnos. Somos más felices con las experiencias malas y buenas que con
los bienes materiales, lo material pierde valor nada más adquirirlo, pero la
huella que dejan las emociones fruto de las experiencias que conlleva la vida,
perdura en el tiempo y en la memoria. Somos felices –aunque la felicidad sea
una palabra talismán caprichosa deseada y desigual que ni siquiera se puede
comprar- porque ponemos atención en lo que tiene sentido.
Nadie firma un contrato ni promete pasar por un calvario para
llegar a ser felices, no hay mejor paraíso que el que generamos a nuestro
alrededor. La vida con todo lo que conlleva es para disfrutarla. Y a pesar de
todo eso, hoy (mal día) como mañana que puede que sea mejor, es un buen día
para ser feliz. Os deseo un buen día.
miércoles, 14 de agosto de 2013
Las palabras son puentes...
A veces nada se recuerda de los verbos irregulares ni del razonamiento estricto de las palabras, pero no se olvida fácilmente ni uno de los rostros de los que nos quisieron y nos enseñaron a ser feliz en nuestra infancia. Los ojos son sabios saben cuando posarse en las cosas y detenerse en ellas como mariposas mientras la vida pasa... a veces es mejor el silencio que muchas palabras.
Hay miradas y también palabras que pasan de largo y otras se quedan fijadas para siempre, simples reflejos o eternas instantáneas que permanecen hasta que el cuerpo aguante o el tiempo se acabe, las palabras, algunas, se las lleva el viento, como el tiempo se lo lleva todo.
La palabra es un arma que te hunde y te levanta, la que te sube y te baja, que te da vida y te mata, que rompe, que rasga, cruza fronteras, mares y cielos y cuerpos por dentro, tiene mucho poder, por eso hay que saber utilizarla y a veces dosificarla.
La voz se esparce muchas veces rota por la garganta y las palabras caen inertes como escarcha.
A pesar de todo yo que escribo, me postro ante la palabra, sobre todo ante algunas palabras, la palabra GRACIAS, es una palabra dulce, prodigiosa, duradera, que traspasa fronteras, que enriquece provocando una conexión de sentimientos, una palabra natural que debiera estar siempre a flor de labios como un susurro... gracias, gracias, gracias... por entrar en el claustro de mi alma sin resquebrajarla.
Podrían ser mis palabras que en mi corazón tú tienes siempre un sagrario, donde no te faltan besos, ni amor, ni calor, ni amparo...
Perdóname si en mis labios navegan las palabras, solo estaba desgranando la razón y el corazón.
Yo dejo aquí mi palabra, como causa y efecto, en el espacio tiempo...
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