domingo, 13 de julio de 2014
Qué sé Yo ...
No sé si tengo
el corazón en la sonrisa
o la sonrisa en el corazón -qué sé yo-
-y yo qué sé- si solo veo lazos de colores
andando ilusiones con esa sensación
de vestirme de alas, andando de puntillas
sobre los pliegues de tu madrugada.
Haciéndome mirada, aliento
beso, palabra
que se clave en tu pecho, te crezca dentro
y te empape el corazón,
que ajeno, levanta su vuelo y se derrama luego,
por el cristal vedado de tus ojos ciegos.
Aire, soy aire, y a veces viento
pasando en tormenta o en suave brisa
después de la cadencia de los versos ...
después de haber amado sin saberlo.
el corazón en la sonrisa
o la sonrisa en el corazón -qué sé yo-
-y yo qué sé- si solo veo lazos de colores
andando ilusiones con esa sensación
de vestirme de alas, andando de puntillas
sobre los pliegues de tu madrugada.
Haciéndome mirada, aliento
beso, palabra
que se clave en tu pecho, te crezca dentro
y te empape el corazón,
que ajeno, levanta su vuelo y se derrama luego,
por el cristal vedado de tus ojos ciegos.
Aire, soy aire, y a veces viento
pasando en tormenta o en suave brisa
después de la cadencia de los versos ...
después de haber amado sin saberlo.
domingo, 27 de abril de 2014
Esperanza_ Dedicado a mi gran y buen amigo JULIO
Sé que a veces aunque me demore adormilada entre las susurrantes hojas de Mayo, aunque mis ojos a veces echen fuego y el agua de la lluvia chorree por mi pelo, sé que no está todo perdido.
Y es esa fuerza que en medio de la oscuridad más grande nos hace ver las estrellas.
Es algo grande como ese corazón tuyo que se inclina reverente ante la vida y es entonces y por eso, que yo me pongo el verde manto que arrojas a los pies de tus amigos y me siento sobre la hierba y las flores que asienta la extensión de esa llegada "La Esperanza".
Desde aquí te hablo con el ligero aire que recorre la marisma , sumando a mi voz y ondulando en mi pecho, ese cariño inmenso y esa estima como ondulan del trigo sus espigas.
jueves, 6 de marzo de 2014
No tengo tiempo
Se va el tiempo.
Corre a dentelladas
a zarpazo limpio, a traidoras zancadas,
sin apenas darte cuenta de que no lo hay
para tanto proyecto,
que se va dejando amontonado
en los divanes de los deseos ajenos.
El trabajo, horas y horas en la mesa de un despacho
gris y desmantelado de todo afecto.
Reprimir el deseo, la voz, para acallar el llanto sutil
del anhelo de hacer y estar en otro sitio,
horas muertas y las diversas cosas perdidas
llenando el vacío de esperanzas sin esperas.
Oasis de deseos donde se perpetúan
“Los mañanas será otro día”
“los quizá mañana pueda”
rodeados de fronteras imposibles
y de carnavales del tedio.
No está pagado con ningún sueldo
descargar la vida en las estulticias de las proclamas
como aquella de que el trabajo realiza y dignifica,
puede ser, pero dignifica el espíritu la resta de algunas horas
del tiempo que regalamos para júbilo de los indecentes dogmáticos
que se aprovechan …
Pero el tiempo perdido se vuelve gris
no espera rosas sin espinas,
ni dibuja corazones libres de margaritas que dobla el viento,
solo nos queda dibujar silencios en los matorrales del aire
desde los cristales que nos retienende lunes a viernes
para que otros se den banquetes, de sol y aires ...
Pero yo sé que las estrellas parpadean a los que sienten la magia
como a mí en este despacho, esta tarde larga,
mientras escribo como me siento.
Cuando ya la luz se va haciendo tenue, confusa y distante
y me vuelva a redimir con el perpetuo “quizá mañana” …
se romperá la fe de los amontonados tic-tac
que amoratan el día, con la misma labor cansina, bronca y desolada
de una máquina en una mesa, que me despierta el ansia de la fuga.
Corre a dentelladas
a zarpazo limpio, a traidoras zancadas,
sin apenas darte cuenta de que no lo hay
para tanto proyecto,
que se va dejando amontonado
en los divanes de los deseos ajenos.
El trabajo, horas y horas en la mesa de un despacho
gris y desmantelado de todo afecto.
Reprimir el deseo, la voz, para acallar el llanto sutil
del anhelo de hacer y estar en otro sitio,
horas muertas y las diversas cosas perdidas
llenando el vacío de esperanzas sin esperas.
Oasis de deseos donde se perpetúan
“Los mañanas será otro día”
“los quizá mañana pueda”
rodeados de fronteras imposibles
y de carnavales del tedio.
No está pagado con ningún sueldo
descargar la vida en las estulticias de las proclamas
como aquella de que el trabajo realiza y dignifica,
puede ser, pero dignifica el espíritu la resta de algunas horas
del tiempo que regalamos para júbilo de los indecentes dogmáticos
que se aprovechan …
Pero el tiempo perdido se vuelve gris
no espera rosas sin espinas,
ni dibuja corazones libres de margaritas que dobla el viento,
solo nos queda dibujar silencios en los matorrales del aire
desde los cristales que nos retienende lunes a viernes
para que otros se den banquetes, de sol y aires ...
Pero yo sé que las estrellas parpadean a los que sienten la magia
como a mí en este despacho, esta tarde larga,
mientras escribo como me siento.
Cuando ya la luz se va haciendo tenue, confusa y distante
y me vuelva a redimir con el perpetuo “quizá mañana” …
se romperá la fe de los amontonados tic-tac
que amoratan el día, con la misma labor cansina, bronca y desolada
de una máquina en una mesa, que me despierta el ansia de la fuga.
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