La memoria
me traiciona
cuando te recuerdo con nostalgia,
mi ineficiente consciencia quiere olvidar,
callar, poner a secar mi pañuelo
de lágrimas,
asesinar ese continuo despertar
sin ganas,
parar el viento que hace la soledad
más afilada,
y aún estoy aquí, parada,
como a esa gaviota
que le cortaron las alas,
en un golpe de aire
que asfixia pero no mata,
aún me dura el frescor de las heridas,
solo ellas saben quien rasga mis labios
a escondidas,
tus ojos solo dejaron
polvo de tierra en tierra,
y yo aún sigo escribiendo
el nombre del sapo
en la piedra del tiempo…
escribo, no para los ojos.
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Huellas.