
Desde aquí, desde mis ojos
Que si miro desde ahí,
Donde te encuentras,
Te miraría con mi boca,
Tan de hembra y loca.
Quietas, sigilosas,
Que oyeron y callaron
Mis secretos, sin olvidarme,
De tus manos y tu pelo.
Que navegan hambrientos
Por las aguas de mi vientre.
Borrascosas de mi cuerpo
Como un agua grande,
De mi sed tan incurable.
Mientras le lloro,
Al frío tálamo de la ausencia,
Me confunde el sentimiento,
Salgo, entro llorosa, eléctrica,
Como el mar entre la niebla.
No haberme quedado,
Con tu rostro, tu voz y tus dedos,
Me arrepiento si, de no haberte tocado,
Besado, tomado y poseído.
Y qué difícil ahogar esta pasión
Desde los huesos a la frente,
Y qué fatídica la huida de tus dedos,
Hurgándome la herida con
La voz enronquecida del ausente.
Preciosas tus letras, y toda tú, por donde se te perciba.
ResponderEliminarun abrazo cordial.
Muy bueno este poema, es muy grato viajar por tus letras gaviota, un placer.
ResponderEliminarSaludos.
Vicent.