
Retumban los adoquines
de las calles de mi alma,
trotes de muchos corceles
suenan como campanas,
retumban a un mismo tiempo,
laten en mi garganta,
que lanza notas al aire,
como trompetas de plata.
Trompetas que ya se encuentran
de mandar sones cansadas,
a un corazón que se cierra
con rejas, que muestran al sol,
un manantial de persianas,
mensajero de silencios,
habitante solitario,
un corazón que se ha vuelto
casi un latido fantasma,
un solitario verdor,
de los campos y la calma,
que antes era remolino de colores y de estampa.
A veces en el silencio es latir
que baila y baila, y en soledad se levanta,
como humo de hoguera,
como el viento que desplaza
impregnando la distancia,
de aroma de las caricias
que sabias manos preparan
y hace nacer la esperanza,
Solos están los abrazos,
solos los besos se guardan,
llevándo la noche a cuestas,
sola se queda mi alma,
¡yo quisiera ser nota que al aire salta¡
dejando a solas esta nostalgia.
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