
sábado, 1 de septiembre de 2007
Pude Sentirte...

se había dormido mi unicornio azul, luego del bostezo de las sombras,
la niebla atrapó el verde de mi tarde destiñendo mi mirada.
Pude recuperarla ahogada entre las transparencias de luna,
mis ojos ya no reflejaban el rojo de la sangre alterada y mis manos ya no eran sarmientos entumecidos en el azul dormido del universo.
Mis labios sonríen en distancias cercanas y mi piel reclama caricias de pájaros heridos y mi pelo enredadera de rosas amarillas recelan besos.
Fue entonces cuando retumbaron los clarines dentro, y tu voz ahogó los suspiros de mi nostalgia y deshizo el hielo compacto y el condenado al olvido volvió a mojar mis labios renaciendo al sabor de la vida
Y se tornó luz la sombra, y sol de verano los nubarrones cargados de lluvia.
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Huellas.