Te miro y me hundo en el cielo inmenso de la noche infinita,
no sé si voy en pos de tus pasos o de la luz intensa
que parece que desprendes, no sé si al acercarme a ti
descubra que eras solo la luz lejana de un candil.
A lo lejos vislumbro una luz que me desborda
y de cerca hay sombras que te alojan
nubes que me empujan y que me sacian de tu bruma.
Estoy lejos de ti, presa de las soledades
intento medicarme del abrigo de tu nombre
e inyectarme una sobredosis de tus labios de espuma,
para sentir la inalterable perplejidad
del abrigo de tus labios creadores antes que muramos,
como mis versos criticados extenuados
como un barro recién moldeado que se deshace
si lo descuidamos al ser besado y amado.
Y no quiero volver a tu lado,
bajo el requiebro de tu boca
amor de mis amores, que me conviertes
en ese frote lejano que ya no te toca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Huellas.