
Ayer empezó el Rocío.
Suena la campana.
Vuelan las palomas
de la torre,
el sol anaranjado se deshace,
sueña el caminante.
de caballos en las calles,
de riendas que se descuelgan
de sillas que se engalanan,
de olor a grasa en las botas
de sudor y de esperanza.
y en el ambiente se palpa
un raro desasosiego
nacido de una jornada
típico de romería
la más bonita de España.
por alegres sevillanas
al tiempo que el simpecado
con
contempla con orgullo
como los trigales bailan.
con disparos que proclaman
la hora de la salida,
que ya viejo se hizo el alba,
ya pronto el sol en lo alto
pondrá en fuga la mañana.
desde Huelva hasta la raya
y los hierros de caballos
parecen todos campanas
que se funden con gargantas,
lanzando notas al aire
como trompetas de plata.
que nubes de polvo alzan
enturbiando el azul cielo
nacido de esta mañana.
una pareja que baila
y un coro de improvisados
palmeros que le acompañan.
hasta que la vista alcanza
llenar mi boca de nubes,
y en mi retina la estampa,
fijar en mi memoria ,
el humo de las hogueras
y por el suelo las mantas.
En el camino hoy mi mesa
es la de todos, y mi despensa está franca
para cualquier conocido
que junto a mi se acercara,
que es normal en estas fiestas
compartir lo que se amasa.
la sombra de la arboleda
se nos va haciendo más larga
y señales de cansancio
pueblan las alegres caras.
ha ido dejando sus marcas
como el agua del arroyo
cuando por la arena pasa.
verde y azul de la rocina
con pies que rozan el suelo
con un caminar que clama
y voces que se restañan
en viva la blanca paloma,
¡Viva
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Huellas.