No debemos confundir por tanto el verso suelto con el verso libre, aunque ambos sean versos blancos a tenor de lo que dicen los académicos. Esta poética, porque lo es, nació en la segunda mitad del siglo XIX como alternativa a las formas métricas consagradas y uno de los poetas con más reconocimiento en sus indicios fue Walt Witman. Hay múltiples alusiones a esta manera de versificar, Luis Cernuda decía que el verso libre no supone una pérdida de musicalidad del poema sino un enriquecimiento de la misma. Así mismo el poemario “Diario de un poeta recién casado” del Nóbel Juan Ramón Jiménez, puede clasificarse en esta corriente, también Antonio machado en alusión al verso libre advertía: “verso libre, verso libre, líbrate mejor del verso, cuando te esclavice”. Es evidente según todos los expertos, que para hacer de “versolibrista” hay que tener conocimiento de las formas, porque para romper conscientemente con las normas, hay que conocerlas.
Versos libres o versos sueltos… todos son versos blancos, los que nunca se finalizan, nunca se acaban de construir, siempre cabe una corrección, lo de acertada o no siempre, ya es otra cosa.
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