
El almíbar alcanza
los contornos de mis labios
cuando tu boca absorbe el amor
como uvas desgranadas,
rescatando silencios impalpables…
Esa orilla de tu boca
que rompe aristas blancas
y esparce desbordando de besos,
un océano…
Esos contornos de tus labios
que guardan los abismos
intentando los míos,
cruzando mares,
campos de amapolas
y de trigos…
Se me dobla el alma
sobre el charco cálido
de tu beso y tu mirada,
la luna se ha parado
al filo de mi falda…
La noche es un laberinto de magia
que me envuelve y me despoja-de-
tu boca y de mi boca,
en medio de las luces
de alguna hoguera loca…
El almíbar se extiende en el pozo de tus labios
y la luz inmensa y toda… se me encierra a mi en la boca…
No comprendo este rubor que nos hace mirar de lado cuando alguien escribe un poema de amor, más aún cuando es tan bello.
ResponderEliminarPorque este poema es una celebración, como lo es amar dejando el pudor colgado de nuestra puerta de atrás. Son estos los versos más bellos, los que más nos inflaman el pecho, los que nos hacen llorar de alegría.
Un gran abrazo.
Gracias Suri.
ResponderEliminarTu comentario es todo un poema, y además es cierto.
Lo cierto es que me abstengo de poner la cantidad enorme de poemas de este tipo que suelo hacer por lo que dices, así son las cosas, aunque no se entienda.
:)