Llegué y caminé
por donde antes anduve
y entre figuras y espejismos
nos cruzamos otra vez.
Me miraste, te miré
te paraste y no paré...
Esto que apunto aquí
no es nada...
El silencio puede caber en la mirada
o en un rincón quizá
entre las manos y el pensamiento.
Tú tienes mucho marasmo
y yo al pasar aprieto el paso.
Me desconciertas...
Y me siento como una fuente
en el camino...
Demasiado cristalina y natural
para tanto paso improvisado
e impotente en el aire,
no va conmigo.
Y te encierro en un verso
estéril entre mis manos,
Con lápiz y sacapuntas
de donde cae el soneto en virutas
sobre el papel y su blancura.
No me gustan las las medias palabras
Resuenan oscuras.
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Huellas.