Hay espacios donde no existe quietud
las piedras en desorden
endurecen abarrotadas
los páramos de la mala hierba
estropeando las enredaderas
y alejando el trino límpio de los pájaros
con sus alas abiertas.
Una explanada se abre y otra se cierra.
Yo me quedo en los bellos páramos
de los campos de Amapolas
cuando el sol llega y cuando la luna se acerca
desde un acantilado poblado de estrellas,
como una columna de transparencias
que mis ojos limpios contemplan,
y el día ya clarea...
Buena elección.
ResponderEliminarQue la disfrutes mucho.
Besos.