Sueño y Vuelo, aunque me caiga luego...

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Corramos... Hay que salvar el planeta.

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La Tierra

La Tierra
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jueves, 14 de junio de 2007

AvenTura FeliZ



¡Aventura feliz! La rememoro

con inútil afán; y en un soneto

monto un suspiro como perla en oro.

Salvador Díaz Mirón.


Decir la verdad siempre tiene su perjuicio

pero hay tiempos en que ya no queda otra razón,

que callar una mentira y hacerte del dolor por la franqueza

Verdad, qué cosa tan preciosa

¡A mí me ha quitado la felicidad!

Contarte que ya no siento cosas de los enamorados

amargarte con mis dudas y mis quebrantos

decirte que te amo pero no como tus oídos insinúan

en fin: Decir te amo para ti ha sido malvado

Y según los viejos, la salvación está en lo cierto

Tonterías, pensamientos de otra época.

¿Cierto acaso será perderte como te pierdo?

¡Malvados son los consejos que te inculcan al error!

Despierto soñando en que comprendas mi dolor

no es fácil aceptar que tú te has equivocado

Y no es fácil aceptarme rencoroso, orgulloso y sin honor

¡Es difícil para mi aceptar que te hice daño!

Por eso es que mejor callado a decirte otra verdad

Que el amor es algo distinto, que te amo diferente

Esa verdad es la que menos se comprende:

Aquella que te guardo, que te amo para siempre.

¿Es que es tan difícil comprender que un hombre como yo,

Puede tropezarse tantas veces con las mismas equivocaciones?

¿Es tan difícil, corazón escéptico y resentido

entender que como yo te amo no es cosa de interpretaciones?

Si algo ha culminado sin buen entendimiento

Es que yo tampoco entiendo por qué te vas

Pero hoy de noche, entre mis lágrimas suplicantes

te pido con el corazón fuera del cuerpo,

que sepas que te amo, como la única verdad.

Jorsh........ Poeta de Lima

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Así, entonces termina esta historia denarial, cuyos personajes habrán, al tiempo en que se va terminando esta lectura, desapareciendo de la faz de la poesía, para volcarse a una cruenta y difícil realidad, de la que el poeta es el culpable y la mujer a quien se dedican estas trivialidades, la que siempre andará viva pase lo que pase. A ella, con la nostálgica remembranza, le habré cumplido mi más pura y sincera promesa, de cumplirle con mi obra completa.

Quiero Perderme.


Quiero perderme en tu desnudez,

me gusta robarle al paisaje el eco de su distancia.

Quiero adentrarme en el color de esos labios.

Adherirme a tu memoria silenciosa.

Recorrer tus huesos tallados,

tu verdad transparente, los latidos de la lluvia,

ese poema que se nos niega apenas tocamos su noche.

Me gusta porque es como entrar en tu presencia,

tú que devuelves la mirada que deshojo.

Quiero orientarme hacia ti, buscando el horizonte.

Tensar mi mano como grito de la noche,

Porque nada es tanto, ni tanto es como tú eres.

Soy rojo de labios, blanca fuente.

Como si saliera de este verso, para tenerte.

miércoles, 13 de junio de 2007

Cuando la Noche



La noche viene a esperarse en mí,

y yo como las hojas caigo de rama en rama

hasta llegar a la morada de mi cuartilla.


Aquí en mi pliego,

mi verso es como la llave

que abre las sensaciones,

un sentimiento sale

algo pasa volando y las

manos quedan temblando.

Ante un recuerdo, ante un deseo

ante una flor, como me gustaría

hacer florecer en un poema,

la fragancia exacta de la rosa,

y hacer vivir todas las cosas

bajo la luz del sol.

Dejarlas caer de ojo en ojo

de voz en voz…

Pero solo alcanzo a hacerlo con la

palabra que lee Amor.

Se siente el amor, se siente

sobre el nidal desocupado

en la distancia,

lejos de mí, tu corazón… Ausente.

Siento sobre mis sienes doradas

la dulzura y el fulgor de tu mirada,

sobre mis manos tus racimos,

en duelo de caricias y azucenas

y siento el amor, corriendo por mis venas.

Como un dolmen sagrado _ Tú_

me ofreces la orilla juncal de la ternura,

que no se acabe nunca esta locura,

en el zaguán dorado de mi pecho,

deja tu amor en esta noche oscura,

y desgrana sobre mi seno cincelado,

el láser de amor de tu mirada.

Porque a la luz de tus serenos ojos,

yo la percibo en la distancia

deshojando margaritas en mi costado,

y sin palabras, sin miedos ni reproches,

desnudar la epidermis del pecado.