de azules violetas,
de historias incompletas.
Tus ojos y mis ojos
un pensamiento,
Las gaviotas lloran
en la ría colombina
mientras la noche se fuga resignada
con el rocío infinito de las olas.
Soledad y silencios
en las palabras cóncavas de mi voz callada
muda y quebrada en la nostalgia.
El horizonte se hace madrugada
ya sereno, y cansado, de tanto vagar
Y la luna rotunda,
de la noche bruja,
a miradas de lágrimas, vacías de fe.
Porque no hay sed, ni hay hambre,
que se sacie en medio del murmullo
de tantas soledades,
porque no te esperé,
allí en la línea infinita
donde tú me esperaste…