Hoy al entrar en mi blog, se me antojó una hoja en blanco… me sonó a música de libertad, sin comentarios, sin lectores, ni mapas, ni nada que observar- sola y blanca-
Y ¿de qué quiero hablar, ahora que sé que no me van a observar?
¿Me dejo llevar por esa hora mágica que aprovecha el amor, cuando la existencia aparece como otra hoja en blanco?
Está todo por decir…
Y también por escribir…
Hoy me voy a esforzar
por detener las horas del anochecer,
con el ansia de no dejarme escapar,
-yo misma a mi misma-
soltando los impulsos,
ya que escribo- no dejarme callar-
robarme la voluntad…
Y robarle a mis labios
la materia volátil del sentimiento,
-con suaves palabras-
apenas susurrando…
materia que sube desde mi corazón.
Me hubiera gustado que fuera más sencillo,
pero cuesta lograrlo.
Me hubiera gustado, que mi corazón
y mis labios,
se hubieran dado un abrazo,
pero no sé si entre el alma y el cuerpo
hay un encaje perfecto.
Sobran los labios
para cantar el amor…
El silencio calladamente,
guarda todas esas palabras
de materia volátil
de la que yo hablo.
Pero ahora,
yo no tengo una canción
¡Quería contarte muchas cosas!
y sin embargo…
de repente la pantalla ha reaccionado,
a mi se me apagó la voz
esa voz, anhelada
que solo escribiendo, no se queda en un conato
a filo de labios…
Y alguien llega,
y ha comentado- ¿Se atienden los reclamos?
-claro- yo fui la primera
que entré reclamando
esa voz, viva voz…
que modula el canto
al ritmo del vuelo
de mi corazón…