Sueño y Vuelo, aunque me caiga luego...

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Corramos... Hay que salvar el planeta.

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La Tierra

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lunes, 12 de noviembre de 2012

La Aspirina.


No recuerdo qué día fue ni como dejaste de dolerme, supe que fuistes duro, entraste hondo y en el “momento oportuno”, ese al que llaman primer amor que entra y sale del corazón y a pesar de ello deja su rastro … yo qué sé… será por eso que dice el dicho, que el primer amor casi siempre acaba en desastre - parece impuesto-pero cuánto más avanzan los tiempos, ese “casi siempre” aumenta el por ciento, así que, se cumple el proverbio… sólo sé que en un amanecer al fin, dejé suelto el oro de mis cabellos y mi llorar de espuma, y salí andando sin deuda ni duda…
O quizá sí, quizá te debo una herida, y es la primera, la que fue antes que la segunda, solo esa…
Dices que tienes el corazón herido, pero eso no es de ahora, eso es cosa de siglos, desde aquellas madrugadas que en soledad, por las calles de un pueblito pequeño, dabas patadas a las piedras. Lo reconozco, tenías motivos.
Pudiste sacarte la bala o la flecha, pero en vez de eso echaste sal a la herida. Es difícil disimular la sangre que mana de un corazón partido, tanto, que donde no querías buscaste refugio, pero a la larga pasa factura y no vale la aspirina.
Todo después, ha sido una farsa en tu vida porque salieron de tu pecho los tritones que lo habitaron, y se fue el azul de tu mirada, hasta kilos de más te abordaron como piratas  a una fragata.
A veces ninguna aspirina devuelve la chispa que se apaga... De todos modos, lamento la herida sea cual sea el motivo, pues desde mi corazón grande me gusta ver que el mundo y su gente se mantienen sanos y más quienes han formado parte de mi pasado, tú por si acaso deja cerca la aspirina, no quiero sobresaltos al recordar tu cara, no la de ahora, la del pasado.
Quisiera creer, porque no creo, que algún día todas las estrellas recuperen su brillo en el firmamento donde ya no sirven los moldes ni los modelos. Ánimo.

jueves, 18 de octubre de 2012

Cerrado por Derribo


En España huele a cerrado por derribo, demasiado improvisado que ha perdido el norte y los estribos, el polvo ya es fango y necesitamos un aire, una lluvia que barra o un fuego que arrase lo insano que nos está infectando.
Necesitamos un redoble que despierte la sangre, salir de este marasmo, desalojar el fósil que yace en las tinieblas,  derrumbar los muros tan antiguos como el tiempo, jubilar a tanta gente tan vieja en sus ideas que no deja crecer las hojas nuevas.
Necesitamos un rumor de sirenas, un revuelo de pájaros, un verdor de esperanza, un arrebato, arrojar por la borda tanto fragmento que no da de comer a la marea aunque  si a unos cuantos que están en las herrumbrosas anclas del pasado, las piedras de los muros de los Pazos, la arcilla disecada … para que los insectos de la herrumbre nos permitan tejer sin telarañas, y esculpir la vida verdadera sin perder la dignidad y no renunciar al entusiasmo.
Necesitamos hallar la mejor forma y si no la hallamos, de cualquier forma, para que palpiten las velas desplegadas de este barco que han hundido y es el nuestro, un barco, un terreno, nunca un banco…
Hay que luchar, arriesgar  para dar paso al hallazgo y no dejar las ganas de vivir por las aceras como en una tragedia griega, “nunca mejor dicho” hay que vencer la sin razón sin ningún trato si no queremos que nos coma la carcoma, mejor es que hierva el corazón en su salmuera, siempre  de pie nunca de rodillas, no sea que la necesidad y los recortes nos lleven a la dictadura, esa que llega para reformar la democracia y luego se instala  como un trajinante otros cuarenta años. Y eso nunca, eso hay que remediarlo.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Historia Laboral



Todos los días al re-piqueteo metálico de hacer real la entrada en el búnker de tres módulos negros de la empresa, se convertía en una representación de la cáscara más torpe y pretenciosa de la actuación, un insípido cóctel a la gloria de los dioses, muy menores de la elegancia .Una  representación tan vulgar como sin igual.
Inmediatamente reinaba una atmósfera equívoca imponente, un espacio concebido para un decorado, las siluetas huidizas de más de la mitad de los empleados con pasos gatunos y perfiles planos sorteando muy de vez en cuando, los pasillos hasta llegar al despacho adecuado.
Los hombres empleaban gestos exagerados de reverencias sin doblarse, hay gestos indiscutiblemente evidentes que guardan doble intención; y ellas, entornando los ojos y los labios en una sonrisa(guardando la rabia), ensayada y de plástico, antigua, como la de las estrellas de cine diseñadas ahora para empequeñecerse a uno mismo, o lo que es igual, hacerle consciente al de enfrente su ignorancia y su limitación, el resultado no podía ser otro al examen desde fuera, “ una subordinación estricta e inmediata  que nunca viene al caso”, el agrado no sincero tan antiguo como el mundo.
Cualquier persona sana, sobria y prudente, se hubiera asfixiado en aquella opulenta gruta de sumos acólitos de purpurina púrpura, pero su fondo era tan negro como la ausencia total de luz ninguna, negro negro, porque nada de lo que ocurría allí era auténtico.
Lo sí cierto, aunque pareciera sacado de una película antigua en blanco y negro, era el agradable en exceso de turno, desdoblado en halagos ensayados y la típica chica pagada de sí misma que se cree la estrella por sus salidas de tono en excelsa simpatía y vestuario, la que se considera “superbuena” , la regordeta con superminifalda, montada en unos zancos con bronceado de máquina y un botón, o dos, más abierto de la cuenta, la que nunca falta, que se lía con todo aquello que lleva corbata (de la vieja usanza) y tuviera un despacho en lo más alto… bailando el agua a tutiplé.

¡ Qué surrealista me parecía a mi todo aquello!

Yo no venía de un lugar así, o quizá es que siempre fui un poco ingenua, que no tonta o despistada, pero si tan yo misma, clara y espontánea, que aquello no me entraba en la cabeza.
Quizá también por eso no subí más que algunas que dieron “el Do de Pecho”, pero nunca sentí esa flamante gota de acidez en mi saliva ni el regusto amargo de no sentirme yo misma. Siempre fui incapaz de disimular un sentimiento sea cual fuere, y qué hacer, una es como es…