Sueño y Vuelo, aunque me caiga luego...

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Corramos... Hay que salvar el planeta.

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La Tierra

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jueves, 6 de diciembre de 2007

En mi Ventana

Que lento pasa el tiempo cuando estás enclaustrada por vacaciones obligadas, hoy es fiesta y no hubiera ido a trabajar, pero llevo tres día con esta pelma fiebre griposa que me ha elegido para pasar sus vacaciones, después de haberlo pasado un poco fastidiada, ahora tengo que terminar de curarme por aquello de no recaer y ala a chupar casa, tele, pc, libros y no sé cuantas cosas más, claro que fuera hace un frío que te cala y aquí estoy yo mirándolo por la ventana claro.

Bueno tampoco es para tanto, no es la primera vez que me pasa, nada cambia, en ninguna puerta de la plaza a la que miro se airean sueños, en ninguna ventana ni en ningún corazón se arreglan grietas, y seguro que no todas las lumbres calientan sonrisas, ni el viento de la calle apaga dudas, y en ningún rincón se olvida la guerra y las miserias… y yo aquí quejándome por un gripazo.

Mientras más miro por la ventana más cosas veo que no están a la vista, y más impotencia me domina, hace frío y hace mal día, el silencio duele en la calle y en mi casa nada sale del contexto, tranquilidad, jarabe para la tos, paracetamol para la fiebre, en la mesa un libro, folios llenos de escritos inconcretos y un termómetro.

Ha sonado el tf, de nuevo la misma petera, pobrecito que podré decirle la próxima vez, si ya le dije todo, no le valió con el “estoy enferma, no puedo salir” no, tuve que recurrir a explicarle lo que haría si él fuera quien tendría que ser, no sé como me salieron todas esas razones que le dije, creo que sería la fiebre que me deja algo fuera de la conciencia como si hubiera bebido y eso hiciera que se me salieran las palabras como a los ebrios, pero le solté la perorata y creo que cuando colgó sin más, sería porque entendió, bueno y dije yo:” Verás si fueras tú, te aseguro que no me importaría estar enferma, creo que aún así cruzaría la ciudad entera, me comería una caravana, pasaría por una manifestación, me mojaría a pesar de la gripe, andaría miles de kms, si fueras tú la persona con la que podría bailar, reír, charlar y muchas cosas más, pero no, no lo eres, algo más?”

Me recorrió un frío por la espalda, me volvía a subir la fiebre, ahora cogería un cigarrillo pero no puedo respirar y la melancolía sube por los tejados vecinos, no sé porque es tan difícil entender cosas como esas.

Se hace de noche, nunca antes quise beberme el tiempo y quedar ebria de tu ausencia, nunca antes quise que la noche pasara eterna mientras cerraba mis ojos.

Agarrar ese instante de eternidad rota en los que andabas descalzo de amor y exento de vida, en ese baile al que asomabas atónito tu tristeza mientras buscabas la voz rota del olvido, intentando otras caricias.

Qué lejos quedaron las noches en las que me utilizabas de pañuelo de lágrimas a miles de kms y con el alma disfrazada de harapos y recuerdos.

La misma música que suena que nos hace danzar con desequilibrio hasta abandonarnos en esquinas distintas, como dos extraños, las preguntas sin respuestas abren inútiles surcos en el corazón, y ahora desde mi ventana, me angustian los relojes y te imagino en el mismo mar de palabras buscando un puerto donde encallarte, un reino de caracolas mudas y el desamor que trepa como musgo invasor tu barco de arena, ocupando las grietas de tu corazón cuarteado.

Ahora desde mi mirada larga en la ventana, te he imaginado, y no quería imaginarte, me retiro a mi buhardilla a recortar trozos de papel de celofán, con los que envolveré con cuidado mis pensamientos, apago la luz y en la última mirada, he visto un beso colgado en la ventana, ¿qué imagen tienen los besos colgados de una ventana?, ya lo explicaré un día en que por ella entren los vientos en los que quiero enredarme. De momento mientras no sean ellos, tengo que resguardarme para curarme este fastidio griposo.

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