
Esa etapa que ya las manos te tiemblan buscando otro contacto lleno de sensaciones y sentimientos nuevos que se desparraman, esos abrazos tiernos llenos de inocencia, esa risa increíble, esas luces que ves con distintos matices, esa forma de vivir en una nube que brota tímida y pura, frente a todos los gritos de la juventud recién estrenada, nueva…
Esa señal de quitarse el vestido fruncido de bordados y flores, esa señal de amor distinta, ese cansancio de abarcarlo todo, esos tonos que giran donde estaban quietos, esas piernas que se hacen esbeltas y esos pómulos que se hacen prominentes en la mejilla nueva, tanta locura e ilusión que asoma aún acobardada y cándida, esa risa de los alegres, esa mirada que salta apresurada de sitio en sitio, de cosa en cosa, que mira y se comunica…
Luego el horario, la música, la falda, el aire, el muslo, el pupitre, las notitas, los chicos, el amor, el verso, el tonteo… ese soñar despierto…
¡Ah qué divertido!, las treguas, los pactos con los padres, el ahogo del primer cigarrillo, la mirada del mundo que aún te queda grande, ese comerse la vida a bocados, diente a diente, jóvenes, tan jóvenes, con tanta energía sin pensar nunca en la muerte, con ese descubrir constante, tanto intento de volar sin alas…
Ese tiempo en que no somos de nadie y que cuando conviene, nos hacemos sordos y ciegos… ese mundo de ellos que antes, fue nuestro…
Ah... me tocaste el alma, esa sensación que ya percibo en tus letras, que vivimos tan hermosa, gracias por recordarlo.
ResponderEliminarBesos