
A veces meto el dedo en la llaga
alcanzando su parte más preciada,
tocando mi alma,
deshago su forma en mil pedazos
limpiándola …
Hago inventario, deshago y me deshago
y luego guardo mis tesoros,
poco a poco lo voy cubriendo todo
con la armadura de mujer dura,
y a pesar de ello
oigo como grita el alma,
desgarrada,
Cuando la dejo encerrada
haciéndome oídos sordos.
Pero se le desata la prisa-y no hay modo-
su sonido estridente me reclama …
que desde algún cosmos lejano,
de todo te disfrazas y me atrapas
-y yo que lo presentía-
al igual que de mi alma,
de ti también huía …-pero nada-
primero ella se liberta y me alcanza
Y es cuando tú, me abrazas.
Yo sé que estás pensando,
Que yo como luna febril,
Bajo tu cuerpo temblando
Bajaré de mi universo
De los espíritus mansos.
-algún día … ve soñando …
Está bien a veces tocar el alma,
ResponderEliminarapreciar su verdadera esencia,
la que disfrazada
por el miedo a enfrentarse con uno mismo
la endurece y aparta de su misión autentica
de darse y recibir dicha y felicidad.
Cálido abrazo.
Siempre me doy cuenta de que por mucho que me guste el envoltorio, lo que me apasiona -muy por encima de todo- es ese palpitar humano, esa llama que prende e inflama el alma, que empuja y, a veces, arrastra el ánimo. Es la vida humana en todo su recorrido y colorido...
ResponderEliminarMe gusta ese contraste de agua fría y agua caliente, de fragilidad y dureza. Y me gusta la forma y me gusta el fondo... se respira aire puro y franqueza.
Un gran abrazo.
Reflexivo texto, a veces necesitamos
ResponderEliminarsumergirnos en la reflexión,
que tengas una feliz semana.
un beso.