martes, 1 de octubre de 2024
Hola Mamá
Toda la vida está en un solo día ya que no sabemos nada del siguiente, la
mía y la de cualquiera. Confieso que tengo más miedo al sufrimiento en
vida que a la muerte misma, aunque tenga esa sensación de desconcierto
con lo que es o será después de ella... Todos los principios tienen un final,
la vida es finita. Y la muerte de mi madre hace un año fue una fuente
cercana de conocimiento sobre ella. Me senté en mi atalaya donde pude
ver lo anterior de mi vida, contemplar muchas cosas y apreciar más las
que son de más calidad. A veces nos morimos un poco durante el
transcurso de la vida, todos pasamos tragedias, pero luego todo sigue,
como si fueran embestidas de los dioses, que marcan el carácter de las
personas y nos recuerdan qué es la dificultad y nos enseña a renacer ante
esas pequeñas muertes que vivimos que nos pone de frente la indefensión
en un acto de humildad en el universo infinito. Se celebran nacimientos
mientras lloramos en funerales… notamos la alegría mientras se sufren las
nostalgias… Pero eso sí, yo quiero una muerte digna porque no quiero ser
si no soy yo, porque no quiero vivir sin mí, sin las caras y los gestos de los
que quiero. No quisiera vivir si no tengo memoria y lo he vivido de cerca,
mi padre murió con la memoria del olvido. Ahora miro la vida con ojos
más amables porque entendí que así hay que vivirla porque es un sentido
único que nos dice hola… y hasta luego. A mi madre que no hace mucho
que se fue y sé que sigue cuidándome.
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