Cuanto deseo a veces escapar del aburrimiento entre la gente
de ese sin sentido de la elocuencia humana,
escapar de esas frases sublimes e hipócritas
y refugiarme en la naturaleza, Siempre tan callada.
Todos tenemos algún don especial
los que saben aprovecharlo
cuentan de ese modo con una fuente de alegría.
Si todos tirásemos en la misma dirección el mundo volcaría.
Mientras otros no tienen ideas nuevas y viven atropellados
sentados con sus anclas en la arena.
Y otros suben a las columnas altivas,
carcoma humana que acribilla el monte
erguidos torsos que siguen en la lucha (elección inhumana)
arrollar al mundo, a la vida sobre épocas y espacios
adentro de nosotros, contra nosotros mismos
y que poco vemos, si no vemos
más allá de todo aquello que se expresa.
Ya no existen los héroes.
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