Eres un gigante , un árbol centenario
resentido y fuerte que guarda su ternura
y la escupe como siente, rozando la locura, a veces.
Y siento que tú sientes tu fragilidad
cuando te detienes en mi sensibilidad.
Un día seré valiente, un día seré fuerte
para zarandear el árbol donde escondes
las maravillas de tu alma, que celosamente guardas
cuando te vas por las ramas.
Te dejas ver en tantos aspectos que es difícil el concepto,
nunca lo sabré, pero en el fondo del fondo me caes bien.
Unas veces eres como un caballo pura sangre
enfadado dando coces a troche y moche.
Y otras eres un elefante que entra en una cacharrería
sin ninguna empatía.
Otras eres dulce como un niño desvalido, un trocito de cielo...
aunque eso, no disculpa el improperio,
o un grandullón malhumorado que a golpes de palabras
noqueas a cualquiera.
¿Qué te habrá hecho la vida? quizá en la próxima seas en verdad todo armonía, como aquella que perdiste un día.
Espero que sí, no tengo duda, porque mirar no es lo mismo que ver, y yo, veo desde dentro, aunque no me gusta tu diversidad ni un pelo.
Sé que sabes que eres tú, aunque nunca me hayas visto. Te dedico este escrito...ánimo. Un árbol centenario no se rinde, dura siglos.
Muy bueno. Sabes decir cada cosa tal como es. Seguro que se reconoce. Saludos . Liviana.
ResponderEliminarTu texto es un poco enigmático. Pero entre las hojas de este árbol gigante y centenario, vislumbro a alguien que espera algún día desentrañar todos sus secretos.
ResponderEliminarGracias por las preciosas palabras que me dejaste.
Que tengas una buena semana, Karol.
Um abrazo.
Hola A.S. gracias por venir.
ResponderEliminarNo son los secretos, esos son personales. Se trata del comportamiento. está claro no es enigmático, lo único enigmático es quien es... Otro abrazo para ti. y un buen día. :)