Eres un gigante , un árbol centenario
resentido y fuerte que guarda su ternura
y la escupe como siente, rozando la locura, a veces.
Y siento que tú sientes tu fragilidad
cuando te detienes en mi sensibilidad.
Un día seré valiente, un día seré fuerte
para zarandear el árbol donde escondes
las maravillas de tu alma, que celosamente guardas
cuando te vas por las ramas.
Te dejas ver en tantos aspectos que es difícil el concepto,
nunca lo sabré, pero en el fondo del fondo me caes bien.
Unas veces eres como un caballo pura sangre
enfadado dando coces a troche y moche.
Y otras eres un elefante que entra en una chatarrería
sin ninguna empatía.
Otras eres dulce como un niño desvalido, un trocito de cielo...
o un grandullón malhumorado que a golpes de palabras
noqueas a cualquiera.
¿Qué te habrá hecho la vida? quizá en la otra vida seas en verdad todo armonía, como aquella que perdiste un día.
Espero que sí, no tengo duda, porque mirar no es lo mismo que ver, y yo, veo desde dentro.
Sé que sabes que eres tú, aunque nunca me hayas visto. Te dedico este escrito...ánimo. Un árbol centenario no se rinde, dura siglos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Huellas.