Desde mi cielo azul
que se alza como un potro _un día de oro_
siente mi corazón en pleno
y cuando dice sombra
es agua entre las piedras de tu pueblo.
Cuando es ruina
se deja oír en el silencio
que lo sume entre sus signos
como el viento silba entre la arena
cansada de sigilos.
que diga ahora y haya ahora un cuerpo en mí,
que lo que quede en mí comprenda
que no es tu ausencia,
que no duela
que cambie de lugar sin que se note, como el día,
como serpiente azul en la maleza
vestida de azul de tanto verde.
Que diga estoy como decir sin patas ni cabeza
en otro sitio y sienta tu calor detrás de la mirada
como el sol bajo los párpados cerrados,
que sepa de pronto que no está donde supone,
que diga noche y sienta el alboroto de los pájaros
antes de acurrucarse y tus ojos delante de las puertas
que empiezan a cerrarse.
Que si dos cuerpos se separan
como el día se levanta de la noche,
que se encuentren como una noche
que no ha sido todavía.
Dirá calor? y en el calor no encuentre qué decir
ni que callar, o dirá mar y surgirá de pronto
como un día que hasta ahora no había sido
y siempre es…
un “tal vez” con el que inunda el cielo
retando vehemente al tiempo al destrozar el futuro.
Dice sol buscando en tu sombra alguna razón
para este destierro.
sólo me queda el corazón sobre el pensamiento,
pero yo sé bien que me puede y que se crece
en cada desaliento, late despacio, tremendamente valiente y solitario.